miércoles, 13 de mayo de 2009

4.2.2. Teatro.

En el teatro europeo de la Edad Moderna será determinante el debate aristótelico; es decir, la polémica entre los que exigen que se respeten las recomendaciones de Aristóteles sobre el teatro -regla de las tres unidades, etc.- y los que, puestos a contentar al público, como Lope de Vega, prefieren aplicar lo que les dicta la experiencia.

Seguir las reglas aristótelicas en pleno Renacimiento tiene su importancia, pues no conviene olvidar que lo que se pretende, al menos teóricamente, es recuperar la dramaturgia clásica.

En ese sentido, los primeros intentos italianos datan del siglo XV: la Fábula de Orfeo, de Angelo Poliziano, es, en cierto modo, un antecedente de la ópera, y los primeros ejemplos plenos de esta nueva forma musical, Dafne de Marco da Gagliano y Euridice de Peri (hacia 1600) serán tentativas declaradas de resucitar el teatro clásico.

Aparte de esa línea académica, en Italia hay otra popular, la Comedia del Arte, que se basa siempre en los mismos personajes: Polichinela, Colombina, Pantalone, etc.

Los teatros nacionales más importantes serán, no obstante, el inglés, el español y el francés, ya en el siglo XVII. En los dos primeros predomina la forma anticlásica de la tragicomedia, en tanto que en el francés se intentará una clara distinción genérica.

Shakespeare es uno de los grandes genios de la cultura occidental -siempre que su papel no haya sido el de un testaferro-. Personajes como Hamlet, Macbeth, Ofelia, Marco Antonio, etc., son arquetipos de la caracterización dramática.
Otros autores importantes son Johnson, con su comedia Volpone, o Marlowe, otro gran trágico.

En Francia, hay gigantes trágicos como Racine -Fedra, Británico...- y cómicos, como Moliere, cuyas obras, ya desde el título, abogan por una función también catárquica para la comedia: El avaro, El burgués gentilhombre, El enfermo imaginario, Tartufo o el hipócrita...


SHAKESPEARE:


Dramaturgo y poeta inglés. Tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante y político local, y Mary Arden, cuya familia había sufrido persecuciones religiosas derivadas de su confesión católica, poco o nada se sabe de la niñez y adolescencia de William Shakespeare.

Parece probable que estudiara en la Grammar School de su localidad natal, si bien se desconoce cuántos años y en qué circunstancias. Según un coetáneo suyo, William Shakespeare aprendió «poco latín y menos griego», y en todo caso parece también probable que abandonara la escuela a temprana edad debido a las dificultades por que atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas o derivadas de su carrera política.


William Shakespeare

Sea como fuere, siempre se ha considerado a Shakespeare como una persona culta, pero no en exceso, y ello ha posibilitado el nacimiento de teorías según las cuales habría sido tan sólo el hombre de paja de alguien deseoso de permanecer en el anonimato literario. A ello ha contribuido también el hecho de que no se disponga en absoluto de escritos o cartas personales del autor, quien parece que sólo escribió, aparte de su producción poética, obras para la escena.

La andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres, donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía Chaberlain’s Men, más tarde conocida como King’s Men, propietaria de dos teatros, The Globe y Blackfriars. También representó, con éxito, en la corte. Sus inicios fueron, sin embargo, humildes, y según las fuentes trabajó en los más variados oficios, si bien parece razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado con el teatro, puesto que antes de consagrarse como autor se le conocía ya como actor.

Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613, año este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal, donde adquirió una casa conocida como New Place, mientras invertía en bienes inmuebles de Londres la fortuna que había conseguido amasar.

La publicación, en 1593, de su poema Venus y Adonis, muy bien acogido en los ambientes literarios londinenses, fue uno de sus primeros éxitos. De su producción poética posterior cabe destacar La violación de Lucrecia (1594) y los Sonetos (1609), de temática amorosa y que por sí solos lo situarían entre los grandes de la poesía anglosajona.





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