miércoles, 13 de mayo de 2009

4.2.1. Narrativa. La épica. La novela.

La novela corta, en la que el modelo propuesto por Boccacio en el Decamerón es universalmente seguido, tiene excelentes ejemplos no sólo en la literatura española -la novela picaresca, la sentimental, la morisca...-. Este género llegará a su madurez con la citada La princesa de Cleves, de Madame de Lafayette.
Una novela muy influyente será la Arcadia, del italiano Sannazaro, que inicia la moda del libro pastoril. Sus protagonistas, inmersos en una naturaleza idealizada y primaveral y poseídos por el amor de una manera muy cortesana, entretienen el tiempo contando historias breves (novelas cortas, al fin y al cabo, como las ejemplares del Quijote, otro libro, que no novela).
Otro género de libro, los de caballerías, herederos de la épica caballeresca de la Edad Media, tendrán un éxito extraordinario. El más conocido es el Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo.
La épica en verso conoce un nuevo renacer gracias a la fama del Orlando furioso, de Ariosto, que es una nueva ficción sobre el Cantar de Roldán. Se relatarán también epopeyas reales, como la de los descubridores portugueses en Os Lusiadas, de Camoes, o de los conquistadores españoles (la Araucana, de Ercilla); o las cruzadas, en la influyente Jerusalen liberada, de Tasso. Incluso se tratarán temas bíblicos y morales: el Paraíso perdido, de John Milton.

ARGUMENTO.

EL PARAÍSO PERDIDO (JOHN MILTON):

El Paraíso perdido , poema de 10.565 versos divididos en doce libros, que relata la guerra entre los ángeles caídos y los ejércitos celestiales, y la posterior caída del hombre, es un libro endemoniadamente extraño. Al comienzo, en una homérica invocación a la musa, que Milton identifica con el Espíritu Santo, el poeta pide ayuda para poder así " vindicar la Providencia Eterna / Y los caminos del Señor justificar ante los hombres ", planteando así el supuesto objetivo de la obra: explicar el origen del mal en el mundo. Y sin embargo, a medida que leemos percibimos dos cosas: por una parte que Milton presenta a Dios Padre como a una figura gris, burocrática y cruel; y por otra, que el personaje de Satán es quizá uno de los más hermosos, complejos y psicológicamente profundos de la literatura. Es imposible evitar admirar a Satán y a su ejército de ángeles caídos, imposible no compadecerse de ellos y desear su victoria.


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